Juan Cervera propone una definición amplia, integradora y global de literatura infantil, y que no niega la naturaleza general de la literatura. “La lit. Infantil se integran todas las manifestaciones y actividades que tienen como base la palabra con finalidad artística o lúdica y que interesen al niño/a”. Por tanto, junto a los clásicos géneros de la narrativa, poesía y teatro hay otra manifestaciones que pasan a encuadrarse en la lit. Infantil como rimas, adivinanzas, cuentos breves, retahílas, etc.
Pero ¿cuándo se empezó a escribir para los niños? Con esta frase no me refiero a libros de niños que tengan muchos dibujos o que sean para que los adultos se los lean a sus hijos, sino que si os fijáis recalco el "para" porque en este apartado me voy a dedicar a ver cuándo y cómo empezaron a escribirse los libros escritos para niños teniendo en cuenta sus necesidades y gustos.
Para dar respuesta a esta pregunta haremos un breve repaso a la historia de la literatura, centrándonos sobre todo en la infantil.
La transición hacia una literatura infantil específica y en busca de calidad nace de una serie de factores entre los que podemos distinguir:
- factores sociales: aumento de la información y de la escolarización; crecimiento de la capacidad adquisitiva y organizadora de la sociedad; incremento de la atención al niño.
En torno a la literatura infantil; necesidad de satisface la capacidad de producción y distribución de las editoriales especializadas en textos escolares que, terminado el período de producción y venta de éstos, quedan libres gran parte del año.
- factores educativos: mayor conciencia de su utilidad por parte de padres y educadores; mayor especialización, urgida por psicopedagogos y profesores universitarios; diferencias observadas entre la literatura infantil para niños de países muy desarrollados y bien escolarizados y los de los países en situación distinta de desarrollo; necesidad de difundir algunos valores superadores de fronteras, razas, culturas, etc.
- factores endógenos de la propia literatura infantil: a medida en que avanza en su propio desarrollo, alcanza, y se le debe exigir, mayor perfección, adecuación, especialización y variedad, como fruto de una sociedad cada vez más culta preocupada por la educación del niño, y de una actividad cada vez más cultivada.
Ahora que ya sabemos los factores por los que nace la literatura infantil, veremos la historia de esta literatura.
Lo primero a destacar es que la literatura infantil apareció como forma o género independiente de la literatura en la segunda mitad del siglo XX.
Edad media y renacimiento. Didactismo.
En esta época muy pocos los adultos y aún menos los niños que tenían acceso a los libros y la lectura. Leer era un privilegio.
La cultura se hallaba aislada en palacios y monasterios, y los pocos libros a los que se tenía acceso estaban marcados por un gran didactismo que pretendía inculcar buenas costumbres y creencias religiosas.
En esta época los niños oían, leían y aprendían poesías y cuentos que no estaban pensados para ellos.
Los escasos libros para niños que existían en esta época eran abecedarios, silabarios, bestiarios o catones (los libros llenos de sentencias que seguían a los abecedarios) que contenían normas de comportamiento social y religioso. Nada que ver con el entretenimiento personal o el ocio.
Gracias a la invención de la imprenta numerosas cartillas y abecedarios debieron de imprimirse en esta época, así como adaptaciones de los libros sagrados, como el Antiguo Testamento para los niños, de Hans Holbein (1549).
Siglos XVII y XVIII. Comienza la fantasía.
El descubrimiento del mundo antiguo sacó a la luz numerosas fábulas de la Antigüedad, y junto a traducciones de Esopo aparecieron nuevos creadores: en España, Sebastián Mey, Fabulario de cuentos antiguos y nuevos (1613), que reúne una colección de 57 fábulas y cuentos que terminan con un dístico moralizador.
En Francia en el S. XVIII se ponen de moda los cuentos, los hombres leían cuentos para adultos y las mujeres cuentos para niños (escritos por ellas o adaptados), estos cuentos tenían protagonistas a los niños pero eran moralizadores, querían inculcar valores típicos de la época tales como valentía, verdad, etc.
En Alemania se edita en 1658 el Orbis Sensualium Pictus, del monje y pedagogo Comenio. Este libro en imágenes se considera revolucionario dentro de la literatura infantil porque muestra un mundo visible en dibujos, un libro para el aprendizaje del latín, que parece ser el primer libro ilustrado para niños.Se publicó en cuatro idiomas, latín, alemán, italiano y francés y cada palabra llevaba su correspondiente dibujo. Se trata de un libro de concepción muy moderna que defiende la coeducación y el jardín de infancia.
Charles Perrault (1628-1703) publicó en Francia sus Cuentos del pasado (1697), en los que reúne algunos relatos populares franceses. Pulgarcito, El gato con botas, La Cenicienta y Caperucita Roja aparecen en esta obra y al final de cada uno añade una moraleja.
Con estos cuentos maravillosos Perrault introdujo y consagró “el mundo de las hadas”.
En España, la primera revista infantil se publicó en 1798: La Gaceta de los Niños.
En Inglaterra aparecieron dos libros de gran trascendencia: el Robinson Crusoe (1719) de Daniel Defoe (1679-1731) y Los viajes de Gulliver (1726), de Jonathan Swift (1667-1745). La intensa actividad intelectual del siglo XVIII benefició también al niño, ya que a partir de este momento, y gracias al pensador francés Jean-Jacques Rousseau, se dejó bien claro en su Emilio (1762) que la mente de un niño no es como la de un adulto en miniatura, sino que debe ser considerada según características propias.
Fábula del burro flautista.
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Los filósofos y pensadores de la época comenzaron a considerar que el niño necesitaba su propia literatura, por supuesto con fines didácticos, y en España Tomás de Iriarte (1750-1791) escribió unas Fábulas literarias (1782).
No es literatura para niños sino para convertir a los niños en aquello que los adultos deseaban.
Siglo XIX. Descubrimiento del niño.
A comienzos del siglo XIX, el romanticismo y su exaltación del individuo favorecieron el auge de la fantasía. Numerosos autores buscaron en la literatura popular su fuente de inspiración y rastrearon en los lugares más remotos de sus respectivos países antiguas leyendas que recuperaron para los niños. Así surgieron a principios de este siglo grandes escritores que se convertirían con el paso de los años en clásicos de la literatura infantil.
Jacob y Wilhelm Grimm, conocidos mundialmnte como los hermanos Grimm, escribieron sus Cuentos para la infancia y el hogar (1812-1822), en los que aparecen personajes que se harían famosos en todo el mundo: Pulgarcito, Barba Azul, Blancanieves… o Cenicienta y Caperucita, que ya se conocían en la versión de Perrault del siglo anterior.
Hans Christian Andersen fue el gran continuador de la labor de los hermanos Grimm. Sus Cuentos para niños (1835) gozaron de un éxito impresionante, y no dejó, durante toda su vida, de publicar cuentos en los que conjugaba su sensibilidad para tratar los sentimientos de los más variados personajes —La sirenita, El patito feo, El soldadito de plomo, La vendedora de fósforos y tantos otros— con la más alta calidad literaria.
España se incorporó algo más tarde a esta corriente de literatura popular. Cecilia Böhl de Faber, más conocida por su seudónimo de Fernán Caballero (1796-1877), es una de las primeras personas que se preocupa por la literatura infantil en este país. Recogió el folclore infantil y leyendas y cuentos populares y los fue publicando en un periódico para niños. En 1874 publicó la colección completa con el título Cuentos, oraciones, adivinanzas y refranes populares e infantiles.
El padre Coloma (1851-1915) publicó la colección de cuentos para niños Lecturas recreativas (1884); entre ellos se encuentra el famoso Ratón Pérez, que se inspira en la leyenda popular. También escribió una novela histórica muy didáctica e idealizada, dirigida a los niños, Jeromín, sobre la infancia de don Juan de Austria y que supuso una manera nueva de contar la historia con fines claramente didácticos.
En 1876 se creó la editorial de Saturnino Calleja, de fundamental trascendencia para la literatura infantil española. Calleja editó casi todo lo que se escribía para los niños en el mundo: son los famosos Cuentos de Calleja, en colores, con ilustraciones y a precios muy asequibles. Divulgó los cuentos de Las mil y una noches, Los viajes de Gulliver o Las aventuras de Robinson Crusoe, entre otros muchos libros famosos. Además contó con los mejores ilustradores y autores de la época, como Salvador Bartolozzi.
Siglo XX. Esplendor del libro infantil.
La literatura infantil adquirió, por fin, su autonomía en este siglo. EL siglo XX se conoce como el siglo del esplendor del libro infantil. La psicología del niño, sus intereses y sus vivencias son tenidas en cuenta por los escritores que elaboran mucho más sus personajes, les dotan de vida interior y les hacen crecer a lo largo de la obra.
Algunos libros han significado un punto de referencia fundamental, tanto para los niños como para los adultos, como El principito (1943), de Antoine de Saint-Exupéry, así como Marcelino pan y vino (1952), del escritor español José María Sánchez Silva, un cuento de raíces religiosas y características muy españolas, que se tradujo a muchas lenguas. Su autor mereció el Premio Andersen en 1968. Este premio, considerado como el Nobel de la literatura infantil, se creó en 1956 y supone un reconocimiento mundial para escritores e ilustradores. El "Principito en principio no era un libro para niños,aunque a menudo se piensa que si un libro está protagonizado por un niño es que está dirigido al público infantil. Esta obra de Saint-Exupéry no es un libro para niños. Es un libro muy metafórico y es muy difícil que los niños lo comprendan.
España (como casi siempre) se incorpora tarde al gran auge de la literatura infantil en este siglo. Es cierto que hay autores de prestigio que dedicaron algunas obras a los niños, como Valle-Inclán, con La cabeza del dragón; Jacinto Benavente, autor de El príncipe que todo lo aprendió en los libros, o Eduardo Marquina, que escribió La muñeca irrompible, pero antes de la Guerra Civil española sólo tres nombres de prestigio destacaban en el panorama español: Salvador Bartolozzi, Elena Fortún y Antonio Robles.
Se produce un cambio absoluto en cuanto a los personajes, con Calleja eran planos y educativos y cada vez son más reales, con los que niños lectores pueden identificarse con ellos.
Quiero hacer especial incapié en la autora Elena Fortún fue la autora que abrió las puertas de la realidad en la literatura infantil. En sus libros aparecían personajes y situaciones que los jóvenes lectores podían reconocer fácilmente en su vida cotidiana. Destacamos su obra “Celia”.
La Guerra Civil española (1936-39) truncó el camino iniciado por estos autores y hasta los años cuarenta no aparecieron nuevas obras. Borita Casas, creó un personaje que se hizo famoso en su época, Antoñita la Fantástica; a través de esta niña de fuerte imaginación, la autora denuncia los defectos de la sociedad y los adultos de la época.
Aparecen nuevos formatos gracias a las técnicas pictóricas y la ilustración de las historias, donde las palabras son acompañadas de im ágenes que contextualizan la narración y aportando nexos de unión a la historia, es la aparición del libro-álbum o álbum ilustrado, género en el que destacan autores como Maurice Sendak, Janosh, Quentin Blake, Leo Lionni o Barbet Cole.
S.XXI.
Podemos destacar a J.K Rowling, con sus historias de Harry Potter, literatura escrita para adultos y que tanto niños(as) y adolescentes han convertido como sus favoritos. Este fenómeno es conocido como la literatura ganada; literatura que no era para esa edad, pero al transcurrir el tiempo, los niños se apropiaron de ella.
Ahora, después de haber visto la historia de la literatura, podemos hacer una clasificación de la literatura infantil.
Podemos distinguir:
- la literatura creada para los niños, que es la que tiene ya como destinatarios específicos a los niños. Es la que en gran medida se ha producido, y sigue produciéndose, tanto bajo la forma de cuentos o novelas como de poemas y obras de teatro. Así podemos citar Las aventuras de Pinocho, de Collodi, La bruja Doña Paz, de Antonio Robles, Monigote pintado, de Joaquín González Estrada, o El hombre de las cien manos, de Luis Matilla. De una forma o de otra esta literatura infantil tiene en cuenta, según los cánones del momento, la condición del niño. Evidentemente en ella se reflejan muchas tendencias y concepciones de la literatura infantil que Ja hacen particularmente viva e interesante.
- la literatura ganada (ya descrita antes).
- la literatura instrumentalizada. Son todos esos que aparecen en series en las que, tras escoger un protagonista común, lo hacen pasar por distintos escenarios y situaciones: la playa, el monte, el circo, el mercado, el zoo, el campo, la iglesia, el colegio, la plaza...O bien aquellos que se crean como extensión para ejercicios de gramática u otras asignaturas. Está claro que en todas estas producciones predomina la intención didáctica sobre la literaria. La creatividad es mínima, por no decir nula. Toman el esquema de la literatura y lo aplican a varios temas monográficos que convierten así en centros de interés. Tal es el caso de los libros protagonizados por Teo en los que los objetivos didácticos están por encima de los literarios. No son literatura, aunque lo parezcan.
A algunos niños le fascina leer, sin embargo hay otros que detestan la lectura. Por la razón antes mencionada debemos buscar la manera de enamorarlos con la lectura. No es sólo el leer si no de enjuiciar lo leído. Desde nuestros hogares y desde los colegio es donde debe comenzar este proceso.
No hay nada mejor hay que empezar llamando su atención mediante imágenes y no hay que olvidar que si tu lees, ellos leerán ;)
Los géneros que podemos encontrar si queremos analizar un libro infantil son:
1.1. cuento popular
1.2. cuento literario
1.1.1. literatura infantil postmodernista
1.1.2. narrativa para adolescentes
2. Géneros líricos:
2.1. poesía popular
2.2. poesía de autor
3. Géneros Dramáticos:
3.1. delimitación conceptual
3.2. el teatro infantil
4. Album Ilustrado
5. Cómic
6. Literatura Multimedia
Para más info busca el link que está en el apartado http://lasestrellasbrillanparatodos.blogspot.com/2011/10/literatura_18.html sobre los subgéneros ;)
Pero si somos los profes de una clase y tenemos que elegir un libro para que nuestros alumnos se lean ¿cómo lo elegimos?
Los libros de literatura infantil deben respetar el momento evolutivo del niño teniendo en cuenta sus gustos (saber los gustos de a quién va dirigido es muy importante, no todos los niños de la misma edad tienen los mismos gustos y por supuesto no hay que fiarse demasiado de las recomendaciones de las editoriales puesto que ellas no conocen al niño que va a leer el libro), el lenguaje que se use debe
ser el apropiado para cada edad y deberá ser similar al que ellos emplean.
Normalmente un libro nos entra
por los ojos, si el niño ve demasiadas letras y pocas imágenes no le resultará
nada motivador y por lo tanto no le querrá leer,por lo tanto otra característica
a tener en cuenta es el tamaño de letra, los temas (suelen ser a cerca de temas
de su vida, fantásticos, cosas que les gustaría vivir, etc.) el contexto debe
ser reconocible por los lectores, el estilo también es muy importante y aún más
la expresión que tiene que favorecer una lectura ágil y dinámica que les
resulte atractiva a los niños. Por último, los personajes deben ser
reconocibles para ellos, no tienen porqué ser humanos pero si tienen que actuar
como tal. Deben ser como los niños, usando el lenguaje que ellos hablan y
escuchan. En los libros en los que los personajes no son estereotipados y los
finales no son esperados, son los libros que más les gustan a los niños.
En los colegios la elección de los libros que los niños deben leer se realiza sin tener en cuenta algunos de los distintos factores que hemos hablado, los gustos los niños, es probablemente imposible elegir un libro perfecto y que les guste a veintidós personas. Habrá a niños que les guste el libro y a otros que no. Además en ocasiones, el libro ni siquiera está adaptado al momento evolutivo y al lenguaje que ellos comprenden.
Para evitarse problemas, la mayoría de los profesores, a la hora de elegir el libro de lectura, se guían o están obligados a coger el que “recomienda” la editorial con la que el colegio trabaja.Antes de escoger un libro deberíamos preguntarnos qué cosas le interesan y sobre qué aspectos le gustaría leer.
Los libros para los mas pequeños (a partir de 0 años) están hechos para que los padres los lean a sus hijos y éstos puedan seguir la lectura a través de unas imágenes/ilustraciones de gran tamaño que acompañan la narración. También aparecen texturas para que los más pequeños además de visualizar las ilustraciones puedan experimentar sensaciones (osito con manitas de lana o con imágenes que están en relieve)
Cuando el niño crece un poco más se comienza a leer los álbumes de imágenes, en los que las ilustraciones son de gran tamaño, poco texto por página y los primeros lectores pueden leerlos por sí mismos.
Una vez el niño va creciendo van disminuyendo el número de ilustraciones y están muy repartidas a lo largo del libro ¿quién no ha dicho cuando era niño “voy a ver el dibujo para ver qué pasará….”?
Ya por último, en los libros para adultos las ilustraciones desaparecen por completo y la letra disminuye. Y yo me hago una pregunta, ¿los adultos no tenemos derecho a tener una bonita imagen que acompañe a nuestra lectura? Hay muchos ilustradores geniales, como por ejemplo Rebeca Dautremer que hacen un trabajo magnífico y seguramente muchos de los libros serían mucho más amenos si tuvieran alguna que otra ilustración.
Por último hay que tener en cuenta los valores y
contravalores que inculca la lectura del libro. Los valores positivos y
negativos del protagonista.
Si damos un paseo por las librerías y bibliotecas infantiles, podemos encontrar una infinidad de libros vestidos con las más curiosas ilustraciones, rellenos de los temas más interesantes... ¡Cada día son más irresistibles!
Los beneficios del libro para los niños son incalculables y para toda la vida. Lleva al niño a querer leer, a buscar saber, a adentrarse en el mundo del arte, del dibujo y de la imagen a través de las ilustraciones. Aumenta su habilidad de escuchar, desarrolla su sentido crítico, aumenta la variedad de experiencias, y crea alternativas de diversión y placer para él. De paso, el niño aprende a convertir fácilmente las palabras en ideas, imagina lo que no ha visto y hace con que consiga bucear en la situación emocional del personaje, probando sensaciones como el peligro, el misterio... El niño se divierte o llora a través de los libros.
Nota: los autores que aparecen en verde son folklóricos (recogen el arte que ha ido pasando de boca en boca), lo veremos en el próximo tema.
Fuentes:
Apuntes tomados en clase.
Apuntes Hª literatura instituto.
¡A la tercera va la vencida! ¡Perfecto! :)
ResponderEliminar(Ya colorearás en verde un par más de nombres) :D