La lectura es una habilidad básica cuyo aprendizaje no
acaba nunca puesto que es uno de los pilares principales en el aprendizaje
general de los alumnos. Tiene como
finalidad que el alumno pueda acceder al contenido del texto como instrumento
de aprendizaje de conocimientos, de enriquecimiento y gozo personal.
Fuentes:
En la lectura es importante es
la comprensión global del
mismo y para ello debemos incidir en la extracción de información tanto
específica como explícita; realizando inferencias lógicas para después de
la lectura hacer una interpretación de las ideas fundamentales, para así poder
hacer una propia interpretación e ir formando el espíritu crítico de cada
uno de nuestros alumnos.
Existe un error generalizado se
refleja siempre en las aulas e incluso en los hogares, leer en voz alta. Parece que la lectura mental no vale, como si
fuese demasiado fácil. La verdad es que la lectura mental no se presta a una
verificación banal (si cada palabra se pronuncia bien) sino que reclama una
verificación más compleja como es la comprensión del texto.
Las actividades que propongamos
antes de la lectura de cualquier obra deben ser motivadoras y centradas en el interés de los niños. ¿Y qué es lo
que les gusta a los niños en primaria? ¡¡Jugar!! Asique debemos centrar la
actividad en el juego ya que es una manera de que todos participen, pero
eso sí, siempre teniendo en cuenta y buscando unos objetivos concretos.
Pero… ¿Qué es lo que nos puede
animar a coger un libro? ¿Un título sugerente? ¿Una bonita ilustración en la
portada? ¿Una recomendación de alguien?
Tantas y variadas razones… pero
como maestros, cuando llega el comienzo de curso, ¿a que no es raro que
nos planteemos qué podemos hacer para fomentar la lectura dentro y fuera del
aula?
Estas son algunas sugerencias que
pueden atraer a nuestros alumnos hacia los libros:
Démosle mucha importancia al “lugar”. En casa es diferente, cada uno sabe cuál es el mejor sitio para “instalarse” pero si ya se deciden a leer en el hogar, la batalla está ganada porque ahí lee porque le gusta, porque le apetece, porque sí.
Démosle mucha importancia al “lugar”. En casa es diferente, cada uno sabe cuál es el mejor sitio para “instalarse” pero si ya se deciden a leer en el hogar, la batalla está ganada porque ahí lee porque le gusta, porque le apetece, porque sí.
¿Y en el aula? Debemos crear ambiente, ya sea a partir de una sola
estantería, una mesa, una silla, un mueble improvisado… ese es nuestro “rincón
objetivo”.
Podemos decorar los alrededores con portadas de libros que creamos más
adecuados a la edad de nuestros niños, alguno que sepamos que ha gustado o
algún personaje de animación que sepamos que les encanta. Unas flechas en el suelo
que se dirijan al rincón…Colores...Clasificación de los libros por orden de
dificultad, por temática… una caja para las revistas, otra para las postales
(estas las podemos ordenar en álbumes de fotografías, cuando se acumulen, se
pueden organizar también por temática -animales, lugares, plantas, etc.), otra
para un dossier que podemos elaborar
nosotros a partir de noticias extraídas de periódicos infantiles, un pequeño fichero con direcciones que les
inviten a navegar en las páginas de autores que estén leyendo, blogs en los que
pueden dejar su opinión tras leer un libro…Una meta kilometrada de recorrido lector que puede ocuparnos toda una
pared, unos encargados semanales o quincenales de la biblioteca que anotan en
un cuaderno de registros los títulos de los que dispongamos, los que nos van
entrando en la biblioteca, los que salen en préstamo con su fecha de salida y
de devolución…
Otra opción muy interesante es la
de realizar un cartel con las novedades,
otro con las notas de 0 a 10 según el éxito
de algunos títulos… un buzón con las
preguntas semanales, quincenales o mensuales, según el nivel de los
lectores para animarlos a dejar la respuesta, puntualmente anunciaremos la
lectura de las respuestas y entregaremos regalo sorpresa o “metros regalo” para
la meta kilométrica con el fin de “superar rango lector”…
Por supuesto el carnet de lector con recordatorio y
firma-compromiso en el anverso sobre el cuidado del préstamo, así como la
“categoría lectora” que se tiene; según vaya adquiriendo “karma” cambiará el
rango lector. Esto último ya exige un control por parte nuestra, comprobando lo
que lee a través de preguntas de comprensión más un recorte fotocopiado de un
fragmento en el que debe contarnos lo que sucede a continuación, unas
respuestas tipo test, otro posible final y una tira cómica dibujada por ellos
que nos hablen de un determinado capítulo o secuencia importante. Los datos
básicos del libro para su identificación y poco más. Si la ficha dejamos que
sea solamente los datos de título, autor, editorial, el resumen y el dibujo, se
convierte en algo monótono para ellos. Esto es un trabajo que debemos ir
reciclando de forma casi permanente para que no se copien los unos a los otros
y demuestren verdaderamente su rango lector.
Antes de leer cualquier obra podremos proponer
actividades que despierten el interés de los alumnos en el tema del que trate
el libro. Echar un vistazo al libro, a sus ilustraciones, ver que sentimientos
nos despiertan las mismas, inventar historias o recordar anécdotas con solo ver
las ilustraciones. Este primer acercamiento personal al libro es
vital para luego poder compartirlo con los niños con entusiasmo y honestidad.
Organizar visitas, como por ejemplo, a la biblioteca, al parque o al mercado, y aprovechar la ocasión para tomar contacto con las personas que nos pueda brindar a poyo: otros maestros, bibliotecarios, padres y miembros de la comunidad. De esta manera, será más fácil y provechoso compartir un nuevo libro con los niños.
Trabajando con los libros
en el aula. Durante el primer encuentro directo de los niños con un
nuevo libro, invítelos a observar la portada y las ilustraciones que acompañan
al texto. Pídales que identifiquen el título del libro y el nombre de su
autor e ilustrador. Luego, haga preguntas que ayuden a los niños a formular hipótesis sobre
los posibles contenidos del cuento: ¿Cuáles serán los personajes de la
historia? ¿Dónde se situará el cuento? ¿Qué les parece que ocurrirá en este
libro que vamos a leer? Tome en cuenta todas las respuestas de los niños, y
recuerde que es importante crear un ambiente amplio y cómodo para
motivar a los niños hacia la posterior lectura del cuento.
Durante la lectura podemos usar técnicas de creación
literaria rápida en las que escojamos un pequeño fragmento de nuestro libro y
creamos un párrafo alternativo, también podemos hacer pequeñas obras de teatro o guiñol que dejen
en suspense el final del libro para que los niños estén intrigados. También
podremos realizar debates acerca de lo que está pasando en el libro, si están
de acuerdo con las actuaciones que llevan a cabo cada uno de los personajes,
quien les gusta más, si alguno les “da mala espina”, si les recuerda a algo que
ellos han vivido o visto, etc.
Estas conversaciones deben fomentar una reflexión personal; la finalidad es ayudar al lector a conocer y apreciar sus múltiples contenidos y las diversas maneras de abordarlo y comprenderlo.
Después de leer el libro
podemos realizar actividades como el encuentro con autores o ilustradores,
juegos de profundización y comprensión lectora. Podremos resolver, si las hay,
dudas sobre la trama del libro, sobre todo si es un libro de intriga o de
aventuras. Una actividad muy divertida es la de cambiar el final por otro
alternativo que nos inventemos, darle nuestro propio toque personal a lo que
puede ser una obra clásica. También se pueden hacer creaciones divertidas
partiendo de las relaciones que tienen los personajes y cambiándolas, o
inventando las causas de porque el protagonista y el antagonista (si lo
hubiera) tienen esa relación. Hacer dramatizaciones, imitar las voces de los
distintos personajes, dibujarlos, construir títeres, etc.
Cuando el niño termine alguna
lectura, nunca hay que someterlo a un interrogatorio o examen. Es mejor conversar
sobre la obra, cuál personaje le agradó más y por qué, qué haría si se viera en
esa situación, etc.; es decir, compartir impresiones y criterios.
Una actividad muy interesante que
puede hacer que nuestros alumnos aprendan mucho a cerca del mundo de la lectura
es hacer una visita a la biblioteca pública más cercana. Los niños la conocerán
y se familiarizarán con los servicios y materiales que ofrece a los
usuarios. También se puede invitar a un bibliotecario de la comunidad a que
visite el aula y converse con los niños.
Fuentes:
El nacimiento del
lector, Francesco Tonucci
Perfecto que hayas usado el artículo de Tonucci. Te anoto un punto voluntario.
ResponderEliminarEl resto está muy bien. Para que esté perfecto, incluye algunos de los aspectos que marco en el documento de LUVIT.